Mi primer contacto como sumiso

Written by: Desconocido

Había descubierto la web xtudr.com a través de un usuario de grindr al que su amo obligaba a exhibir sus fotos a todo aquel que quisiera, pues el chico era hetero y llevaba una relación de sumisión con su amo gay a pesar de tener novia. En ese instante, la curiosidad se apoderó de mi y después de las mil preguntas que le formulé decidí crearme un perfil, este en concreto. En este momento comienza mi inmersión en este mundo del que a día de hoy no he salido, ni creo que lo haga.

Me pasé varias semanas investigando cómo funcionaba la página, curioseando los vídeos y perfiles, etc. mientras me hablaban amos atraídos por mi foto y descripción “Chico masculino con poca experiencia con ganas de aprender”. Finalmente, de todos los que se interesaron decidí quedar y experimentar con Bruno por parecerme lo más normal dentro de todo lo que había y por tener mucha experiencia. Después de intercambiar los primeros mensajes, gustos, morbos… decidimos quedar un sábado por la tarde, pues yo estaba menos liado con temas de la universidad y él no trabajaba.

Ese día, desde que me desperté, tenía un cúmulo de sensaciones que iba en aumento a medida que las horas pasaban. Me había citado ese mediodía para las 17:00. Desde ese momento, el camino de mi casa hasta la suya en metro me pareció ser más largo del que realmente estimaba el google maps. Excitado y nervioso le aviso al llegar al portal, y me abre indicando planta y puerta de su casa. Al llegar me abre, nos saludamos con la mano y me invitó a entrar. Una vez dentro, no sabía qué hacer así que esperé a que Bruno me dijera y me guiara. Es entonces cuando se abre para mí un mundo de estímulos y gustos hasta entonces desconocidos. Se dirigió al sofá y desde ahí me ordenó desnudarme e ir hacia donde estaba. Al acercarme notó como mi polla babeaba insaciable. Pd: No había comentado pero desde que salí de casa empecé a babear mientras mi imaginación daba rienda suelta. Me arrodillé a sus pies ante su orden, y comencé a quitarle los calcetos. Mientras tanto, me preguntó si me importaba que fumara, a lo que respondí que no, pues era su casa y yo, además, debía obedecer y mi elección era secundaria. El amo sabía que me molaba el tema pies, lamerlos, etc. por lo que me obligó a lamerlos, acatando con gusto y desesperación. A la vez, se tocaba y cuando se cansó me agarró de los pelos de la cabeza y me ordenó a lamerles los huevos. Mientras lamía, de rodillas, Bruno tenía preparado un collar de cuero con una correa. Ya tenía los huevos bien mojados cuando me colocó el collar y me empezó a follar la boca mientras estaba de rodillas. Mis arcadas eran constantes pues no soy de garganta profunda. Me escupía en la boca y me la metía duro, hasta que en una de las veces la arcada vino acompañada de vómito. A mi me dio tiempo de reaccionar y apartarme mientras aguantaba en la boca. Fue el momento en que me obligó a tragar y, de la correa, a 4, me llevó al otro extremo del sofá. Una vez subido y en 4 mientras babeaba, empezó la sesión de spank. A mi me gustaba bastante, más de lo que había imaginado. Ya tenía las nalgas bien rojas cuando sentí que me entraba algo por el culo. Me había colocado un plug. Yo gritaba de placer, a pesar de que suelo ser más activo en las relaciones “normales”. Me colocó unas abrazaderas a la muñecas y me las ató, en la misma posición, a los pies. En ese momento, escuché como cogía algo.. Sentí como me acariciaba todo el cuerpo con lo que posteriormente supe que se llamaba flogger. Sin esperarlo me asestó un primer látigo, 2, 3… hasta 5. Me preguntó si podría aguantar 5 más fuertes, a lo que respondí que sí. Me obligó a contabilizarlos en voz alta, pero no solo fueron 5, fueron 10, 5 por cada lado. Después, pasó a la espalda. Yo me retorcía pero he de reconocer que me gustaba, había algo dentro de mi que se lo merecía. Exhausto, comenzó a jugar con mi culo, con unos consoladores. Ya lo tenía bien dilatado cuando me desató y se sentó frente a mi, con su rabo bien duro. Me folló la boca mientras veía un sesión bdsm que había puesto al principio en la tv. Me apartó corriéndose en mi cara. Yo la tenía más dura que nunca y el notaba que estaba muy cachondo. Me dijo que me sentara en el suelo, entre sus piernas mientras el seguía en el sofá, y me tocara. Fue una de las mejores corridas que he tenido… Me llegó hasta la cabeza. Después, me llevó a la ducha para que me duchara. Hasta aquí todo bien, pensaba que había terminado, pero me ordenó ponerme a sus pies, que tenía ganas de mear… Después de recibir sus meos me permitió ducharme. Me vestí en el salón, donde me había quitado la ropa al principio. Bruno me preguntó que tal me había parecido, que si me había sentido cómodo. Mi felicidad era tal que se veía a simple vista. Seguidamente, le seguí hasta la puerta donde nos despedimos. Desde ese día, lo que yo imaginaba como algo depravado se ha convertido en mis deseos.

Ha pasado ya un tiempo desde que sucedió y he seguido experimentando como sumiso. Este relato lo escribo por orden de mi amo con el que comencé a hablar al comienzo de la cuarentena, y al que pertenezco en exclusividad.